sábado, 31 de diciembre de 2011

Mundología

Las vacas saben cuando deben volver y dejan el abrevadero.
El que más bebe, menos razona. Entre mundos paralelos pasa la noche entera con cualquiera que tropieza. Aunque habla y pregunta, cuando amanece se encuentra tan cansado que sus males se quedan sin solucionar.

viernes, 16 de diciembre de 2011

The dawn, the lake, the music


Una acampada a las orillas de los lagos del Pirineo. Un amanecer épico.
Nos despertamos con el sonido del agua y los primeros rayos de sol.
Seis de la mañana en plena naturaleza. Suena el Killinberry Blues.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Sistema sexagesimal y etimología de Sextercius

Con un 6 y un 4 hago la cara de tu retrato y con un 8 un bizcocho.
Motivo de fuerte polémica aún hoy día, el sistema sexagesimal acabó implantándose de una forma concluyente en todos los territorios de Sextercius, si bien con una cierta desarmonización en Octopus, merced al armisticio de Tourmalet de 1910 que, entre otras cuestiones, vino a refrendar disposiciones marcianas previas al conflicto bélico. El sistema sexagesimal, al contrario de lo que históricamente se pensaba, supuso una garantía en las relaciones comerciales, pese a estar supeditado a la completitud de las falanges de las manos de los comerciantes, a los que habitualmente les faltaban varios dedos o incluso alguna extremidad debido a su afición al robo, tan severamente castigado por aquel entonces.

Pese a esto, es falso que el nombre de Sextercius provenga etimológicamente de una nomenclatura monetaria arcaica, pues su origen, como vemos, pertenece a la historia moderna. No entraremos ahora a conjeturar si el nombre que se da a la moneda oficial contemporánea, el iturri, es una derivación de la histórica capital de Corcos, Fuentelisendo.

Sin embargo, consideramos adecuado hacer énfasis en destacar la pertinencia de la teoría que explicaría la denominación de Sextercius como un homenaje que los firmantes del armisticio de Tourmalet pretendieron darle al corte simbólico que finalmente fraccionaría con iracundo estilo euclidiano los diversos territorios que en conjunto tienden a ser llamados Sextercius; estando pues su etimología paradójicamente emparentada con el mito primigenio del origen del sexus y el amor, y su fantástica historia.

Dicho lo cual, y sin ánimo de ofender como hemos advertido en innumerables ocasiones, queremos precisar que, pese a las múltiples aplicaciones que en el estudio estratosférico prestó este sistema, tanto en los viajes dimensionales por el espacio-tiempo como en las clarividencias astrológicas, de las cuales fue adalid egregio nuestro bienamado Herculo, hemos de afirmar que, en las predicciones meteorológicas en las que se basaron los firmantes del armisticio de Tourmalet para la segregación territorial final, no debiéramos confundir los designios de Herculo con las témporas.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Dos pausas fónicas tuyas bastarán para sanarme

Instantánea de un rito marciano tomada por La Gallina Vasca.
Nos hemos quedado sin palabras para morder la realidad, nombrar nuestro malestar y decir lo que queremos. En lugar de hablar nosotros, somos hablados por distintos lenguajes que, administrados por sus expertos y especialistas, se hacen cargo de definir y describir la realidad en nuestro nombre: el lenguaje mediático define la actualidad; el lenguaje publicitario nombra nuestros deseos; el lenguaje terapéutico describe nuestro malestar; el lenguaje securitario habla de nuestros miedos; el lenguaje empresarial de las competencias dice nuestras capacidades, etc.

Es el triunfo del estereotipo: la palabra convertida en consigna, convertida en respuesta automática, convertida en orden, convertida en código mercantil, convertida en permanente suspensión y aplazamiento de los problemas. Cada desencuentro entre palabra, experiencia y pensamiento produce un estereotipo. Como un desierto que produce más desierto. Y ese mismo desacople ha desarticulado también el pensamiento crítico que, al no asumir positiva y creativamente la crisis de palabras, se limita a repetir las que funcionaron en su día para abrir la realidad y hoy también han cristalizado en estereotipos.

La célebre "neolengua" de 1984 es precisamente un lenguaje enteramente hecho de estereotipos, cuyo solo uso excluía de antemano toda posibilidad de pensamiento independiente, toda contestación. Contra el secuestro de lo real, necesitamos inventar la verdad y luchar a muerte contra los clichés que se nos imponen como obvios, las etiquetas que deshumanizan la realidad (suprimiendo matices, sombras, contradicciones) y los automatismos que, como diría George Orwell, "nos reducen al estado de gramófonos".

No se pronuncia el nombre del poder en vano: «Sabemos lo que hay que hacer y lo vamos a hacer y por eso hacemos lo que hemos dicho que íbamos a hacer y por eso seguiremos haciendo aquello que nos toca hacer, a pesar de que alguno no se crea que vamos a hacer los que hemos dicho que íbamos a hacer». Alea iacta est.

lunes, 17 de octubre de 2011

Besuch vom ändern Stern

sábado, 15 de octubre de 2011

Todo va bien (panfleto dos mil... treinta y seis)


Dios es dinero. Rezo en los bancos.
Aprendo el catecismo en los periódicos.
Hay que tener fe en el misterio de la economía.
Veo el catecismo en la televisión.
Señor que estás en todos los sitios, acude a mi bolsillo.
No puedo, no quiero vivir sin ti.
Sufro por ti, señor. Espero jubilarme en tu cielo.
Escucho el catecismo en la radio.
Creo en Bill Gates, tu representante en la tierra.
Aprendo el catecismo en mi ordenador.
Todo va bien. Todo va bien, mi amor...
sólo estoy sangrando.

martes, 11 de octubre de 2011

La bestia

El mito de la bestia enajenada
o los demonios tentaculares.
El famoso mito de los demonios tentaculares está relacionado con los viajes de la bestia a través de las ocho dimensiones, y viene a actualizar la simbología primaria de las aguas matrices. Los tentáculos son ondas de placer que salen del útero y que continúan en todo el cuerpo. Así viajaban al futuro las mujeres de las culturas antiguas, moviendo sus úteros y haciendo palpitar sus vientres de gozo; vibrando y ondeando enajenadas, como pulpos y medusas en el mar.

Sin embargo, en nuestra era del turbo, la bestia no para de janguear en gasolina, y le sube el mambo para que le prendan los motores, hop, hop, cómo le encanta la gasolina, los weekends sale a vacilar, duro, y prende la turbina, no se pierde ni un party, no discrimina, a ella le gusta la gasolina, hop, hop, la hormona en el techo del camión, oye, llena su tanque de adrenalina y escucha reggaeton en la cabina, gas, gas, y no le rinde cuentas a nadie.

martes, 27 de septiembre de 2011

Zer ordu da? Je ne sais pas

Não és tu -facultade de sentir- um espaço
Terminado por linhas ou superfícies,
E não obstante chove sobre ti, na cidade,
As gárgulas sorriem contra a tarde,
A fadista tece com fio de algodão
As suas lembranças, chove nas gretas,
Os antiquários mudam de residência
Es os pássaros abrigam-se nos fechamentos,
Agacham-se fatigadas as folhas amarelas
E não estia, chove no molhado brando
Da tua transparencia, teus labios,
E tudo aquilo que é dominio do coração
Encolhe-se no lago, no lago do tempo.


lunes, 19 de septiembre de 2011

La puerta octopusiana a nuestra octava dimensión

Todos los niveles dimensionales se encuentran en el aquí y el ahora, la diferencia es la longitud de su onda o frecuencia. Las dimensiones son frecuencias dentro de las cuales vibramos, niveles de conciencia a modo de las bandas de radio con sus frecuencias y estaciones. Existen siete dimensiones perceptuales que se corresponden a la octava dimensional donde se encuentra Octopus en estos momentos, es decir, en el año 2036.

Igualmente existen otras dimensiones que se corresponden a otras octavas vibratorias que se encuentran fuera de nuestra comprensión, haciendo la salvedad de que éstas siempre están interconectadas y que forman parte de un sistema de intercambio dinámico radial y vibratorio. Es famosa la historia del personaje animado que vivía en un papel y cuyo mundo era totalmente bidimensional, y así su realidad estaba formada por puntos y líneas sobre un inmenso plano blanco. Era inconcebible para él pensar en objetos tridimensionales, hasta que finalmente tuvo una experiencia intuitiva de ellos. Aunque después insistió tanto en convencer a sus conciudadanos que tuvo que ser encarcelado en beneficio público.

Nuestros cerebros están entrenados a percibir la realidad de una manera determinada, con clasificaciones planas y limitantes. La imaginación siempre las supera. Desenchufarse del universo y cambiar de dimensión es expandir esta forma de percibir la realidad desde el intelecto. Pese a que habitualmente se considera que la octava dimensión es el reino arquetípico, el nivel en el que se remodelan los patrones energéticos de la existencia y del comportamiento de la vida angélica, y cuyas características son el color puro y las pautas regulares de flujo; la dimensión octopusiana se parece más al mundo de los sueños y la imaginación, y en ausencia de miedo puede ser un lugar de consuelo y profundo descanso.

La puerta a dicha percepción lleva algún tiempo abierta a quien sepa cómo tocar su aldaba y al parecer se encuentra en Fuentelisendo, suponiendo que tal lugar realmente exista, conectando nuestros mundos paralelos.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Mañana, cadáveres, gozaréis



Si no les gusta este mundo, por qué no prueban alguno de los otros.

domingo, 4 de septiembre de 2011

La estrategia de la distracción

Hay un fascismo real para la juventud y la belleza. Los medios de comunicación 
están alimentando la teoría de que lo único que importa es cómo nos vean. 
¿Talento? ¿Inteligencia? ¿Respeto? No. Y todo el mundo termina por parecer 
clones vacíos, sin sustancia en absoluto.
Nelly Recchia

domingo, 31 de julio de 2011

God save the Queen



¿Qué sabréis vosotros lo que es un niño, lo que son niños ni niñas? Ah, pero funcionáis como si lo supiérais, con una fe mortal en que sabéis cuál es el destino de todos y de cada uno, con una prisa por cumplir la Orden, que no dais abasto a tanta pedagogía; que se hagan cuanto antes, a la cuenta del tiempo de las velitas de sus tartas de cumpleaños, unos hombres como Dios manda —o unas mujeres, con tal de que sean mujeres de hombres—, y más aún, que sean ya ahora su futuro, unos hombrecitos, o al menos unas mujercitas, en fin, crías de Hombre, y no otra cosa.

Ya sé que también bajo el antiguo Régimen había escuela, y hasta palmeta y orejas de burro para el más lerdo: siempre ha habido escuela —vamos, desde el comienzo de la Historia, que de lo otro no se sabe—, y, cuando a aquel niño de un pueblo de Jaén le preguntaban: «Y tú, ¿qué vas a ser cuando seas mayor?», respondía mohíno: «Yo que no haiga escuela», y se decía entonces: «La letra con sangre entra» —la letra, ¿eh?, que no la lengua, que ésa no tenía ni que entrar, y ni siquiera entrar al idioma de los padres costaba sangre—; pero es que habéis progresado tanto, con los métodos de la dulzura democrática, con la pedagogía lúdica —ya les mandáis jugar, que se tomen hasta la clase como un juego, y conseguir así que se aburran jugando, mucho más que con el padrenuestro y la tabla de multiplicar—, que sois insidiosos y venenosos como nunca.

Ni creáis que me crea yo que los niños son unos inocentes: «inocencia» es otra idea —para sostener la de «culpa»— de vuestras sucias imaginaciones. De ésos que oigo por la ventana, supongo que cada uno de por sí está gritando «¡Gol!», o «¡Qué chándal más guai!», o «Pues mi mamá es ingeniera», o cualquiera de las idioteces que les mandan; pero todo eso se pierde en el aire, y me llega sólo la pura algarabía, donde oigo palpitar la razón común, que nunca muere. ¿Sabíais vosotros, infames, que cada vez que nace un niño a este mundo trae consigo un aliento de verdad y vuelve a darse entre nosotros el milagro de la encarnación del verbo? No: eso es lo que vosotros, servidores del Futuro, no sabréis nunca; no os lo podéis permitir siquiera sospecharlo. Y, como desespero de hacéroslo entender —de paso que trato yo mismo de entenderlo—, por eso ¡con qué alegría me despido de vosotros, falsificadores, según se me va ensordeciendo en los oídos el vocerío de los niños de la escuela!

jueves, 14 de julio de 2011

Gumerxindo Saraiva, del caudillo al mito

Junto a Xindansvinto, uno de los personajes de Octopus más insignes y admirados de todos los tiempos, incluso allende los mares, sin duda es Gumerxindo Saraiva; primer Jefe Supremo y héroe de gestas legendarias en la liberación octopusiana del yugo marciano, y cuyo ilustre recuerdo permanece inscrito y ondeante en el anagrama que orla el escudo de la bandera de Octopus.

Hijo liberto de esclavos y experto conocedor de los puertos africanos (en cada uno de los cuales, se dice que tenía más de una amante), su rocambolesca muerte en una dudosa emboscada fue el desencadenante de la segunda batalla de Tourmalet, liderada por su fiel amigo Herculo. En vida fue el principal impulsor de la reagrupacion de la diáspora octopusiana, así como de la expansión territorial de Octopus. Esta es la razón por lo que su inveterada capital Cintruéñigo se recuerda en el nombre de otras regiones, aún siglos después de independizarse.

Considerado un libertador para algunos historiadores y un despiadado conquistador para otros, su fama de lider temperamental y beligerante le llegó joven al pretender continuar las otroras infructuosas rebeliones octogenarias contra el Imperio Marciano, incidiendo significativamente en la redefinición de los pueblos y tribus de Sextercius; lo que llevaría a Octopus a ocupar tal lugar privilegiado en sus relaciones con Bretonia y Paranoia que le hizo entrar en pronto litigio con el Reino del Castillo, disputándose ambos ser los genuinos herederos de la venerada estirpe de Corcos (véase la sinopsis histórica).

Quebrantando de manera flagrante los preceptos de modestia que rigen el intercambio recíproco, Gumerxindo Saraiva llevó la jactancia a su grado máximo como atributo de su liderazgo y, obsesionado con su propia importancia, hacía proclamaciones públicas de su generosidad como redistribuidor de tierras y viandas entre súbditos y acólitos, vociferando:

«Soy el gran jefe que avergüenza a la gente. Llevo la envidia a sus miradas. Hago que las gentes se cubran las caras al ver lo que continuamente hago en este mundo. Una y otra vez invito a todas las tribus a fiestas de aceite. Soy el único árbol grande. Tribus, me debéis obediencia. Tribus, regalando propiedades soy el primero. Tribus, soy vuestra águila. Traed a vuestro contador de la propiedad, tribus, para que trate en vano de contar las propiedades que entrega el gran hacedor de cobres, el jefe.»

Su fama de conquistador le hizo mítico. Y si bien se decía que allí donde ponía el pie las tribus se arrodillaban y le rendían pleitesía, también se decía que no había mujer lo suficiente joven ni lo suficiente vieja que no le hubiera conocido carnalmente. Algo muy improbable que sucediera realmente; pese a los miles de vástagos que supuestamente dejó a su paso debido a que, considerando el honor que un bastardo de Saraiva suponía en la familia, ningún varón osó cuestionar nunca aquellos años de libido femenina desorbitada.

Gumerxindo Saraiva siguió engendrando hijos incluso estando ya enterrado. El origen de este mito proviene de que, al parecer, siguió teniendo el órgano sexual duro y erecto después de muerto. Dejando aparte las sospechosas circunstancias en las que sufrió su emboscada criminal, el médico de campaña, sin dar muestras de extrañeza, explicó que aquello no tenía nada de extraordinario, pues era bien sabido que acostumbraba tomar opio, y que el opio procura excitación sexual aun después de la muerte. Lo que no obstó para que el vulgo comenzara a creer que, como un íncubo de frío pene, su demonio redivivo oprimía el corazón de las mujeres en las pesadillas, dificultando su respiración con sueños angustiosos y tenaces que casi siempre culminaban en preñez.

domingo, 26 de junio de 2011

Doña Tecla

Si en todas partes cuecen habas, y hasta tartas de marihuana, en Octopus no iban a faltar tampoco personajes ignominiosos que se esmeraran en menear la olla para derramar su propio aceite de perro. Doña Tecla es uno de los casos más sonados de dicha perversidad.

Doña Tecla no vive en un bosque umbrío o en un lúgubre cementerio, como sería lógico suponer, sino que, mediante mañas, engaños y enredos consiguió ocupar el castillo de Xindansvinto. Y desde ahí sigue pegeñando a plena luz del día sus tejemanejes, con la única intención de liarlo todo lo más posible.

El asqueroso hilo conductor del que se cuelga y leitmotiv con el que tensiona su tela de araña no es otro que la desgracia de sus víctimas, de la que se alimenta como el vampiro de la sangre de las suyas.

Esta mujer diabólica, que puede aparentar ser amable a conveniencia, está guiada hacia un destino tan incierto para ella como para los demás, pues su propio infortunio parece no importarle tanto como su capacidad de hacer daño. Tal es su maldad que parece como si detentara un poder contra el que nada se puede hacer, porque incluso ella misma está dominada por su propia demencia.

Y es que Doña Tecla es natural de Paranoia, y aunque los paranoicos parezcan seres racionales son incapaces de sentir empatía; y así para ella los demás no existen sino como objetos que afectan o no a su capacidad de manipulación. Aunque esto no le reporte nada a su propio bienestar. Pues el amor lo entiende, pero tan sólo como algo que recibe de los demás y que además están obligados a darle. Mientras que hacia los otros es un sentimiento que sabe experimentar, pero como un tipo de odio.

miércoles, 15 de junio de 2011

Pornoterrorismo

Nadie vendrá a salvarnos. Ni la censura ni las bombas.
El pornoterrorismo tampoco.
Juego

Instrucciones: colocar la palabra que se quiera al final de cada verso, sin importar sintaxis o gramática alguna, la única condición es que la palabra no puede repetirse. Advertencia: cualquier combinación puede parecer válida pero ninguna lo es, así que si por un instante se considera usted poeta, corte la hemorragia antes de que sea demasiado tarde. Y no olvide que lo importante es

Un día me dijiste que tenía mirada de
y yo cerré los ojos para no darte la
cogías mi mano apretando fuerte y con
no pensaste que quizá no hacía falta un
tan solo ser consciente y reafirmarte si
pero no te lo dije y callé mi boca tan
te quedaste pensando en una idea sobre
y con tu ojo perdido pude observar que
no me asustaste, fue más bien algo como
y creo que fue en ese preciso instante cuando
yo, prendida, adherida a tu
tú, extrañada, rozaste tu fino labio con mi
no pude soportarte y salí corriendo hacia
me perdí, y estuve muy sola y sentí como si
entonces volví presurosa a buscarte a aquel
pero ya no estabas, te perdí entre todo el
y apenas he podido volver a respirar con
en este mundo que nada sabe del

viernes, 3 de junio de 2011

Ecos de sociedad

No es que María no estuviera invitada a la cena, al contrario. Pero, ya fuera porque al parecer los comensales no la conocían tanto como pensaban, o tal vez porque realmente se puso muy pesada, a todos los asistentes les sentó francamente mal su presencia. Y lo que debía haber sido una experiencia divertida se convirtió en un mal rollo del copón.

De todas formas, hay que reconocer que le echaron huevos. Los batieron, eso sí, añadiendo leche. Luego mezclaron harina y levadura, haciendo un volcán en el centro para incorporar dentro la mezcla de huevo y leche, la mantequilla y el azúcar. Con una cuchara de madera mezclaron todo muy bien hasta lograr una pasta fina y algo espesa. Añadiendo los cogollos de María bien desmenuzados, volvieron a mezclarlo todo hasta dejarlo homogéneo. Untaron con mantequilla un molde para hornear y vertieron en él la masa para que reposara un par de horas, hasta que duplicó o triplicó su volumen. Una vez fermentada, la metieron al horno a unos 180º y en unos 15-20 minutos ya estaba lista para comer.

Casi el 15% de la población de Fuentelisendo resultó intoxicado como consecuencia de la ingesta de esta tarta artesanal elaborada con marihuana. Tras las oportunas gestiones para esclarecer el origen de la intoxicación, efectivos de la Guardia Imperial procedieron a detener al presunto autor de la fabricación de la tarta, mientras que más de la mitad de los afectados fueron hospitalizados como consecuencia de la reacción sufrida, según fuentes de la Subdelegación del Gobierno.

Inicialmente, las dosis bajas del THC les produjeron sensaciones placenteras de calma y bienestar, aumento del apetito, euforia, desinhibición, pérdida de concentración, disminución de los reflejos, ganas de hablar y reír, enrojecimiento de los ojos, aceleración del ritmo cardiaco, sequedad en la boca y garganta, dificultad para ejecutar procesos mentales complejos, alteraciones de la percepción temporal y sensorial, y disminución de la memoria a corto plazo. A ello le siguió una segunda fase de depresión y somnolencia.

Sin embargo, los efectos del THC ingerido son muy diferentes al efecto que se obtiene cuando se fuma. Para empezar es mucha más lenta su absorción, y al final siempre resulta mucho más potente y duradera. En dosis elevadas, puede provocar confusión, letargo, excitación, ansiedad, percepción alterada de la realidad y, de manera más inusual, estados de pánico y alucinaciones. La intoxicación aguda con THC puede simular un cuadro temporal de esquizofrenia.

Algunos de los intoxicados regresaron a su domicilio tras ser asistidos por los servicios sanitarios, si bien el resto fue trasladado al Hospital de los Santos Reyes. Como consecuencia de la reacción sufrida, unos quedaron ingresados en planta y otros en el servicio de Urgencias de dicho centro. Cabe destacar que, a pesar del esmero con que fueron cuidados por el cuerpo especial de enfermería, los pacientes que estuvieron en sus manos continuaron hospitalizados al haber renunciado inexplicablemente al alta voluntaria, según informó nuestro reportero dicharachero.

domingo, 29 de mayo de 2011

أربعة أصابع

Cuatro dedos. Entre la verdad y la mentira no puede haber más que cuatro dedos: la distancia que separa la oreja del ojo. Porque lo que te contaron puede no ser verdad, si te mentían. Pero lo que tú has visto con tus propios ojos sabes que es cierto, y para ti es innegable ya. Por donde vayas proclamarás esa verdad, de la que eres testigo. Y ya no te dejará, porque lo has visto. (Proverbio saharaui)

lunes, 23 de mayo de 2011

El pájaro del que voy a hablar

El pájaro del que voy a hablar es el búho. El búho no ve de día y de noche es más ciego que un topo. No sé gran cosa del búho, así que continuaré con otro animal que voy a elegir: la vaca. La vaca es un mamífero. Tiene seis lados: el de la derecha, el de la izquierda, el de arriba y el de abajo. El de la parte de atrás tiene un rabo del que cuelga la brocha. Con esta brocha se espantan las moscas para que no caigan en la leche. La cabeza sirve para que le salgan los cuernos y, además, porque la boca tiene que estar en alguna parte. Los cuernos son para combatir con ellos. Por la parte de abajo tiene la leche. Está equipada para que se pueda ordeñar. Cuando se le ordeña, la leche viene y ya no para nunca. ¿Cómo se las arregla la vaca? Nunca he podido comprenderlo, pero cada vez sale con más abundancia. El marido de la vaca es el buey. El buey no es mamífero. La vaca no come mucho, pero lo que come lo come dos veces, así que ya tiene bastante. Cuando tiene hambre, muge, y cuando no dice nada, es que está llena de hierba por dentro. Sus patas le llegan hasta el suelo. Las vacas tienen el olfato muy desarrollado, por lo que se les puede oler desde muy lejos. Por eso es por lo que el aire del campo es tan puro.

Ejercicio de redacción escrito por un niño de ocho años y que se conserva en el Museo Pedagógico de Paris.
El tema propuesto era describir un mamífero o un ave.

sábado, 21 de mayo de 2011

¡Indignaos!


Llega y nos hace conscientes de que la existencia se levanta sobre un olvido, que siempre está ahí sin necesidad de mostrarse, que puede borrar en un sujeto todo matiz de individualidad para convertirlo en un negro abismo, que trasciende la sensibilidad humana y su racionalidad y entonces ningún sonido lo referencia, sólo muecas y ráfagas de aire que no tensionan las cuerdas vocales.

Todo cuanto se nos aparece no es otra cosa que una diversa y diversificada manifestación de la muerte, un sueño que la muerte tiene para saberse (¿o para no saberse?). El dolor, como elemento que aparece en el sueño localizándose en los individuos, pero mutando y pareciendo inaprensible, semeja ser uno de esos entes metafísicos de los que se habla, encarnándose aquí y allá para señalar que dicho sueño se levanta sobre una realidad que lo trasciende y lo funda, a la vez que se reivindica como esencial frente a los fuegos de artificio.

Síntoma, núcleo donde se condensan los elementos rectores de la realidad individual (¿y colectiva?), punto de suspensión de la felicidad como objetivo fundante de la existencia humana (¿o quizá punto desde el que nace?), el dolor y las más primitivas técnicas de su generación —los tiempos han puesto los saberes al estudio de técnicas más sofisticadas— han sido utilizados históricamente por toda forma de dominio para dar cuerpo al bárbaro —y teológico— derecho a castigar.

Ya sabemos que por ahí corren predicadores que berrean el fin de las ideologías, pero quienes seguimos constatando la alienación que generan nuestras sociedades y tenemos la intención de transformarlas, es decir las gentes de izquierdas, acabamos de vivir un proceso electoral en el que se nos ha explicado cómo van a dispensar el dolor y temblando hemos asistido al recuento y la victoria de aquellos que han pujado por su administración más salvaje y cruel.

No es poesía, los verdugos preparan sus presupuestos, su racionalidad económica, sus leyes de extranjería, su código penal, su abaratamiento del despido, las gratuitas autopistas patronales para despeñar obreros (también llamadas accidentes laborales), en definitiva la estructura para administrar dolor.

No los perdonéis porque sí saben lo que hacen y han prometido hacerlo bien.

jueves, 28 de abril de 2011

La exposición colonial o el reparto del mundo


El corazón de la jungla
Calentado al rojo vivo
Se le salía de su pecho
En cada noche oscura
Sortilegios o hechiceros
Almas y amuletos
Danzas y trances
Se entregan con delirio
Los tam-tams salvajes
En la lejanía, color rojizo
Y muy cerca el tren
Y muy cerca la T
Cadencias de muerte
Máscaras de guerra
Los animales rugen
La civilización gruñe
Con ella la fe
Con ella el látigo
Érase una vez
Un mundo secreto.

Michel Zoom

jueves, 14 de abril de 2011

Conflicto electrodoméstico

— Hum... Parece como si hubieras estado llorando, ¿qué ha pasado?
Martha apartó la mano que su marido acababa de colocar bajo su barbilla y, dejando caer la cabeza, contestó:
— Nada. Simplemente me sentía un poco melancólica.
— ¿Tiene algo que ver con Eric?
— ¡Oh, no! Es un niño ideal. Un digno producto de la crianza mecánica. Con una niñera como la que tiene, Eric jamás dará problemas a sus padres.
— ¿Está dormido?
— Le está contando su habitual cuento de antes de dormirse. Entré hace diez minutos. Estaba sentado en su cuna, con el rostro iluminado, mirando con gesto de adoración a su amada Cibela. Al principio ni siquiera me vio, pero cuando me acerqué para darle un beso me apartó con sus dos manitas, como si tratara de decirme que esperase hasta que el cuento acabara. Por supuesto, una madre no es una máquina electrónica; puede esperar.
— ¿Qué hizo Cibela?
— La encantadora, astuta y sensata Cibela estuvo en su punto, como siempre. Dijo: «Eric, da a tu madre, con la que estás unido por lazos de sangre, un gran beso de buenas noches. ¿No recuerdas lo que te conté acerca de la división cromosómica?».
— ¿Por qué odias tanto a Cibela?
Los ojos de Martha se llenaron de lágrimas.
— ¡Ya no puedo soportarlo más, Luff! ¡Compréndelo! ¡A cada paso que doy, siento siempre sobre mí la superioridad de esa máquina pensante! Apenas transcurre un día sin que me haga notar mi inferioridad. ¡Por favor, haz algo! ¿Por qué tienen que ser tan horriblemente inteligentes esas máquinas? ¿No podrían llevar a cabo sus tareas sin serlo? ¿Quién necesita que sean así?
— Es algo que nosotros no podemos cambiar. Las leyes de la autoorganización son las responsables. No podemos hacer nada en lo que se refiere a sus tendencias individuales y, ni siquiera, por muy lamentable que sea, en lo que concierne a su genio. ¿Quieres que solicite otro robot para sustituirla?
— Por desgracia, eso es imposible; porque Eric simplemente la ama. Sería mejor hacer algo para que fuera un poco más estúpida. Creo que entonces todo sería más fácil.
— ¡Pero eso sería un crimen! ¡Ya sabes que la ley ha hecho a los robots pensantes iguales al ser humano!
— Entonces, habla tú con ella. Hoy me ha dicho una cosa tan terrible que ni siquiera supe cómo responder. Me sentí como perdida. ¡No, ya no puedo seguir soportando esta humillación!
— ¡Silencio! Ahí viene. Procura reponerte.
— ¡Hola, patrón!
— ¿A qué viene esto, Cibela? Ya sabes que una máquina NMK no tiene que usar ese vocablo.
— Bueno, pensé que a Martha le gustaría. Siempre le encanta enfatizar las diferencias entre el amo de la creación y la máquina fabricada.—Martha se llevó un pañuelo a los ojos y salió corriendo de la habitación.— ¿Eso es todo? —preguntó Cibela.
— Sí, puedes irte.
Unos diez minutos más tarde, Luff entró en la cocina.
— ¿Qué haces ahora, Cibela?
Con movimientos mesurados, Cibela extrajo un rollo de microfilm desde un receptáculo que se abría en su sien.
— Estaba estudiando pintura flamenca. Mañana es mi día libre y me gustaría ver a mi descendiente. Sus profesores dicen que tiene talento para pintar, pero me temo que no recibe un entrenamiento artístico suficiente en esa escuela. Quiero compensar eso en mis días libres.
— ¿Qué sucedió hoy entre Martha y tú?
— Nada especial. Estaba limpiando la mesa por la mañana cuando, por pura casualidad, le di una ojeada a una de las páginas de su tesis, y me fijé en dos errores esenciales en la fórmula del ácido nucleico. Hubiese sido estúpido por mi parte no decírselo a Martha. Simplemente, quise ayudarla.
— Y después, ¿qué ocurrió?
— Comenzó a llorar y dijo que ella es un ser humano vivo y no un robot, y que tener al lado una máquina sermoneándola todo el tiempo le resultaba tan desagradable como besar una nevera.
— Y tú, por supuesto, le respondiste, ¿no?
— Sí, dije que si ella pudiese satisfacer sus instintos de procreación mediante la ayuda de una nevera, probablemente no hallaría nada reprensible en besarla.
— Comprendo. Pero no fue muy educado por tu parte mencionar eso de los instintos.
— No quise herir sus sentimientos. Sencillamente, traté de hacerle ver que todo es relativo.
— Por favor, ten un poco más de tacto con Martha. Se siente muy ofendida.
— Sí, patrón.
Luff frunció el ceño al oír la palabra «patrón». Abandonó la estancia y se dirigió al dormitorio. Martha estaba dormida, con el rostro oculto en la almohada. De vez en cuando suspiraba profundamente. Tratando de no despertarla, Luff se aproximó de puntillas hasta un diván cercano y allí se tendió. Se sentía profundamente disgustado.
Mientras tanto, en la cocina, Cibela pensaba, y no por vez primera, que su permanente contacto con los seres humanos se estaba haciendo insoportable; que nadie podía esperar que las máquinas, ya mucho más inteligentes que el ser humano, estuviesen siempre expresándose en términos de eterna gratitud hacia sus creadores; y que, de no ser por el afecto maternal que sentía hacia su pequeño ciberniño, que sólo la tenía a ella en el mundo, gustosamente se habría arrojado por la ventana de aquel vigésimo piso.

miércoles, 13 de abril de 2011

Xindansvinto, observado y obsequiado

« En la categoría de Historia y Actualidad, premio a Xindansvinto con su bitácora Octopus 2036, jajajajaja. Sí sí, en Historia y Actualidad. El que quiera saber como va y como ha ido el mundo, y como nos vamos a ir "pal" otro barrio, ya sabe a donde tiene que ir. Altamente recomendado para los amantes del pulpo. »

miércoles, 30 de marzo de 2011

Alguna vez la encuentro en el mundo

Alguna vez la encuentro en el mundo
y pasa junto a mí;
y pasa sonriéndose, y yo digo:
"¿Cómo puede reír?"

Luego asoma a mi labio otra sonrisa,
máscara del dolor,
y entonces pienso: "¡Acaso ella se ríe
como me río yo!"

Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes hijos de mi fantasía esperando en silencio que el Arte los vista de la palabra para poderse presentar decentes en la escena del mundo. [...]
Conmigo van, destinados a morir conmigo, sin que de ellos quede otro rastro que el que deja un sueño de medianoche que a la mañana no puede recordarse. En algunas ocasiones y ante esta idea terrible, se subleva en ellos el instinto de la vida y agitándose en terrible aunque silencioso tumulto, buscan en tropel por dónde salir a la luz, de las tinieblas en que viven. Pero ¡ay! que entre el mundo de la idea y el de la forma existe un abismo que sólo puede salvar la palabra, y la palabra, tímida y perezosa, se niega a secundar sus esfuerzos. Mudos, sombríos e impotentes, después de la inútil lucha vuelven a caer en su antiguo marasmo.  [...]
Estas sediciones de los rebeldes hijos de la imaginación explican algunas de mis fiebres; ellas son la causa, desconocida para la ciencia, de mis exaltaciones y mis abatimientos. Y así, aunque mal, vengo viviendo hasta aquí paseando por entre la indiferente multitud esta silenciosa tempestad de mi cabeza. [...]
El sentido común que es la barrera de los sueños, comienza a flaquear y las gentes de diversos campos se mezclan y confunden. Me cuesta trabajo saber qué cosas he soñado y cuáles me han sucedido. Mis afectos se reparten entre fantasmas de la imaginación y personajes reales. Mi memoria clasifica, revueltos, nombres y fechas de mujeres y días que han muerto o han pasado con los de días y mujeres que no han existido sino en mi mente. Preciso es acabar arrojándolos de la cabeza de una vez para siempre. [...]

lunes, 28 de marzo de 2011

Sonrisas


Treinta y seis meses después de ser lanzado al mundo, descubrí que me robaban la alegría, no acababa de entenderlo y me producía un intenso e incomprensible estupor, así que, atenazado por la siniestra sorpresa, tardé cincuenta y cuatro semanas en decírselo a mis padres. Los dioses del hogar me sonrieron cuando les confesé mi descubrimiento, me sonrieron y se envolvieron en un grave silencio blanco de algodonada asepsia. Desde entonces no volvieron a hablarme, sólo me sonreían.

Algunos miles de días más tarde, exactamente tres mil seiscientos cincuenta, en la escuela, rodeado de fórmulas, letras y tareas grises y romboides, me decidí a contarle a mi maestra que alguien me estaba robando la alegría. Me acarició el cabello y me sonrió, sonrió y sonrió sin decirme una sola palabra; tras ello llamó a mis progenitores a consulta y les explicó que yo era un adolescente difícil del que no se podía sacar nada bueno, aconsejándoles que abandonara los estudios y me pusiera a trabajar.

En la fábrica, contando ya mi vida ciento ochenta y tres mil novecientas sesenta horas de existencia, me atreví a explicarle al patrón mi convicción de que estaba siendo atracado desde siempre, le abrí mi corazón y le hablé de mi certeza de que alguien me estaba robando la alegría. Me miró comprensivo, me dio unas palmaditas en la espalda y me sonrió. Al día siguiente me entregó una carta de despido.

Desesperado, soporté solo como pude mi tragedia un millón quinientos setenta y ocho mil minutos, durante los que permanecí a oscuras, apenas comiendo y febril y agotado, sin salir de mi habitación. Finalmente y en el límite de mi resistencia me dirigí a la policía. Alguien me está robando la alegría, uno o varios desaprensivos me roban la alegría, les dije, busquen a los ladrones, deténganlos. El comisario me sonrió con la suficiencia de un gato viejo y experimentado, y explicó con mucha tranquilidad que él no podía hacer nada pero que conocía a alguien que solucionaría mi problema. Volvió a sonreirme e hizo que dos policías me acompañaran hasta un hospital.

El hombre de la bata blanca escuchó en silencio, sólo roto por algunos hums... y ajás..., mi desconsolado relato: alguien me roba la alegría. Cuando terminé me sonrió diciendo que efectivamente iba a ayudarme, volvió a sonreírme y me encerró en una sala de su hospital sin permitirme salir. Cada día me visitaba unos minutos y sin dejar de sonreírme me hacía preguntas. No lo entendía, no era a mí a quien debían interrogar, yo era el robado y desconocía quienes eran mis ladrones. Cuando se cansaba de hablar conmigo me obligaba, siempre sonriendo, a ingerir unas cápsulas de colores que me sumergían en un dormir pesado, frío, y sin sueños.

Al cabo de noventa y cuatro millones seiscientos ocho mil segundos de reclusión decidí mentir. Ya no me roban la alegría, le dije al doctor y le sonreí, le sonreí con una sonrisa tan falsa y desalmada como la de mis padres, la maestra, el patrón, el comisario y la suya misma, consiguiendo que me dejara marchar.

Ahora ya sé quienes son los ladrones de la alegría, pero no lo hagáis saber en el hogar, la escuela, el trabajo, las comisarías y los hospitales, u os sonreirán, os sonreirán con el odio de los que se saben descubiertos.

Josep Alfons Arnau Sánchez, "JAU", 
revista Vacío, nº 5, Barcelona, marzo de 1996.

lunes, 21 de marzo de 2011

Decreto gubernamental del 21 de marzo

Considerando que, a pesar de las numerosas advertencias y admoniciones de las autoridades del Estado, a pesar de las campañas de explicaciones lanzadas a través de la prensa escrita, hablada o televisada, y a pesar de las múltiples aclaraciones de instituciones cientificas, eclesiásticas, escolares, deportivas y otras, la ciudad de K. ha sido escenario de repetidas provocaciones y desórdenes.

El Gobierno, actuando en virtud del artículo 307, apartados 2 y 3, de la Ley Fundamental, decreta el

ESTADO DE EMERGENCIA

con miras a la eficaz represión de actos que atentan contra la seguridad pública, y en especial de las infraciones al artículo 179 del Código Penal, que se han multiplicado peligrosamente en la ciudad y el distrito de K.

A contar de hoy día queda formalmente prohibido a la población, sin distinción de sexo, edad, religión o de cualquier cosa:
[a] caminar sobre los muros y por los techos de cualquier tipo de edificios, ya sean públicos o privados;
[b] elevarse por el aire sin ayuda de motores o de otros medios técnicos (en lo que se refiere a los vuelos efectuados con ayuda de motores y de otros medios técnicos, los decretos y reglamentos anteriores siguen vigentes);
[c] difundir o propagar cualquier declaración o alegato que tienda a poner en tela de juicio la validez de la ley llamada de la gravitación universal, según ha sido formulada por Isaac Newton y confirmada hoy por este Gobierno después de escuchar a expertos tanto extranjeros como nacionales, refiriéndose esta prohibición tanto a la propagación oral como a la escrita, especialmente a la realizada mediante inscripciones, octavillas u otros impresos legales.

Queda encargado de la ejecución de las disposiciones precedentes el Ministro del Interior, el cual enviará a K. las fuerzas necesarias para mantener el orden público. Asimismo, una escuadra de la fuerza aérea será destacada a la ciudad de K. con el fin de asegurar el cumplimiento de la prohibición antes mencionada y que se refiere al uso del espacio aéreo.

La pronta suspensión de las presentes disposiciones sólo depende de los habitantes de la ciudad y el distrito de K. puesto que no tienen otro objetivo que el de proteger los pensamientos y las aspiraciones de los ciudadanos honestos de la gran mayoría de los otros distritos y ciudades de nuestro país.

domingo, 13 de marzo de 2011

La cosa

Los sueños de la noche 13 del mes se convierten en realidad.

La cosa es indefinida. Un monstruo que habita fétidos pantanos, hielos antárticos o la mente. Un enigma de otro mundo. Cthulhu.

La Cosa es un superhéroe que muta en mole naranja de fuerza descomunal en busca permanente de la apariencia humana perdida. Miembro de los 4 Fantásticos, participa en guerras secretas. ¡Es la hora de las tortas!

Cosa mueble, incorpórea, accesoria, consumible, indivisible, fungible, comercial, inapropiable. Tipología jurídica. La cosa media entre sujetos y se convierte en otra.

Noúmenos moral. Res (cosa) pública. Fetichismo de la mercancía y cosificación. La ilusión kantiana abre la esclusa de la revolución en Marx. El materialismo histórico ocupa para sí el en sí metafísico de la cosa. Del valor de cambio a la conciencia de Lukács, al proletariado como sujeto-objeto de conocimiento. Proceso de liberación que con la Escuela de Frankfurt incluye a las necesidades culturales, aquéllas denominadas radicales por Heller.

Las cosas se despliegan con el nazismo y Heidegger las habita con el instrumental de significados que aportan sus posiciones tecnológicas. Debord observa la maniobra de diversión espectacular de la economía política y la ética consumista sustituye a la protestante, instaurándose la dictadura publicitaria. Según Featherstone, el consumo es vital para la reproducción del sistema. Para Baudrillard no consumimos productos, sólo signos. ¡Qué cosa!

Un 10% de jóvenes son compradores compulsivos que desconocen el valor del dinero, aunque sí que éste se halla tras la clave de una tarjeta electrónica. Sus padres los socializaron en el shopping center e ir de tiendas lo consideran de lo más guay. Caprichosos, ansiosos, acríticos. En la hamburguesería exhiben los contenidos de sus paquetes. La desazón cotidiana se calma con cosas y la publicidad le otorga sentido.

¿Qué tal va la cosa?

Un Otaku muestra su obsesión especializada por el objeto Manga. El psicópata vigila a una rubia que espera en la parada del bus. Dominar la cosa, saciar la codicia de coleccionista de mariposas. Cosa Nostra, lupara bianca. Zapatos de cemento. Ni rastro de la cosa. Sin cadáver no hay asesinato. Porque yo valgo lo que la cosa, dictamina la marca. Observatorio de publicidad sexista. El cuerpo es imaginado como cosa. En la prostitución y en su propio culto.

Las cosa pesan, impiden correr ligero cuando la cosa está que arde. Mauss, Bataille y los situacionistas hallan la Potlatch. Cosa de locos aborígenes. La desposesión que hace común al ser humano. El punto donde las cosas no atan. Cosa de brujas. La sidra de Mari está hecha con las manzanas que el señor negó a la comunidad.

Tengo una cosita, ¿qué cosita es?

martes, 1 de marzo de 2011

Jota de brujas, y humo

Ilustración: Ximo Segarra. Las cositas de Acapu.
No hubo aquelarres. No hubo vuelos ni sobre escobas ni sobre animales. No hubo hechizos, ni vampirismo, ni antropofagia. No hubo metamorfosis zoomórficas. No hubo cópulas demoníacas ni parto de sapos. No hubo brujas. Sí hubo procesos religiosos y civiles. Sí hubo represión institucional. Sí hubo torturas. Sí hubo pánico. Sí se fantaseó de manera delirante. La gente sí creyó en brujas.
José Dueso, Brujería en el País Vasco, 1996

I. POR ENCIMA DE TODAS LAS NUBES
Y POR DEBAJO DE TODAS LAS ZARZAS

Aunque el rito en su acervo admitiera
asimilar mitologías tribales
simbólicas metáforas personales
u otras figuras que la magia quisiera

reflejar y nuestro viaje guareciera,
la danza en su acopio de arsenales
los desdeñaría cual si fueran males
chicos que ni frenan la música fiera

ni sueldan con el influjo metafísico
hasta arruinar la noche en una queja
de dependiente egótico agujero

que no cabe dentro del cuerpo más tísico
ni vierten riesgos de silencio que deja
espirales colapsadas hacia cero.

II. LA HOGUERA

Es la danza la liviana arquitectura
de relaciones colectivas delirantes
clandestinas disidencias fulgurantes
que avienta la transitoria ruptura

con la norma cotidiana estructura-
da en verdades represivas sangrantes,
es la danza que propicia cimbreantes
movimientos ignícolas de cintura

y sensuales apetitos trepidantes
al dictado prodigioso de su juego
entre calles de bares y tabernas

donde se esconden los gatos acechantes
al musgoso ronroneo antes fuego
risa cuerpo y neuroquímicas internas.

III. AKELARRE

La música cual brutal cacofonía
ruido que zumbaba en nuestras cabezas
avivando las ascuas del rito piezas
en sinestesia mementos de entropía

fases pretéritas de la magia, habría
de conjugar sin cuitadas sutilezas
endorfinas adrenalina cervezas
y la estimulante algarabía

de todos los sonidos ruidos y voces
en la muchedumbre con la eclosión
de la danza muslos pechos nalgas roces

fugitivos desde el grácil pensamiento
compartido que surtía sensación
pues todo es música hálito y aliento.

IV. EL HUMO

El rito construido a nuestro antojo
finaliza suavemente en el regreso
sin peor aporte que un sueño espeso
que unge añoranzas de humo flojo

despiadada alegría en desalojo
cuando la música decrece, por eso
asumimos como ancestral deceso
que la magia haga quiebros en el despojo

de la danza hacia la nada restaurando
la energía que se gasta por trazar
el inefable círculo sobre el mando

ignipotente que brota del azar
rozagante en aras del deseo cuando
de noche en noche salimos a bailar.

domingo, 27 de febrero de 2011

Nadie lo sabe

miércoles, 23 de febrero de 2011

Agresiones de Haza y sus alfoces

Debido a la política de expansión de Octopus llevada a cabo por iniciativa de Gumerxindo Saraiva, el Reino del Castillo vio peligrar su propio afán de dominio.

Las relaciones inmemorables que Corcos —a la sazón mera comarca cuya jurisdicción exenta comenzaba a cuestionarse— mantenía con Octopus, fueron denostadas desde la corte para azuzar enfrentamientos entre poblaciones limítrofes, preámbulo de sucesivas escaramuzas, venganzas y agravios, que acabarían desencadenando el denominado conflicto bélico de Tourmalet y la definitiva secesión entre Castillos de Arriba y Castillos de Abajo.

Hubo precedentes. En ciertos días de los meses de agosto y septiembre de 1493, los alcaldes de los alfoces de Haza y Valdezate, junto a sus alguaciles y algunos vecinos de Haza, armados de diversas armas ofensivas y defensivas, en grande injuria y sin temor de las penas en tal caso establecidas por la justicia, entraron en Fuentelisendo e dándose favor e ayuda los unos a los otros, pusieron dicho lugar a saco mano y por fuerza de armas prendieron a ciertos vasallos y los llevaron a Haza e corrieron con las espadas sacadas tras las mujeres, por las herir y matar, hasta las encerrar en la Iglesia e que de esto no contentos, llevaron forzosamente todo el ganado e lo traspasaron donde quisieron y araron ciertos heredamientos que el Concejo de Fuentelisendo tiene por suyos. Igualmente vinieron de Hoyales unos 15 o 20 hombres armados de diversas armas e cometiendo fuerza e faciendo asonadas, en ofensa e contumelia, comenzaron a romper un molino por fuerza contra la voluntad del molinero que dentro estaba. Entraron en él y lo llevaron preso a Haza en castigo por trabar comercio con Cintruéñigo, tomando en su poder varias vasijas donde atesoraba las ganancias de su molienda.

Haza, desdibujando los hechos, alegó que a Fuentelisendo fueron por rescatar unas acémilas que Fuentelisendo había quitado a un vasallo del Conde de Miranda y que “la verdad era que todo Corcos e Fuentelisendo inclusive eran de la jurisdicción de Haza, y que era grave ofensa el contubernio con extranjeros”. Dijeron que Fuentelisendo había arrendado unas tierras de los baldíos a un extranjero —de Nava— y por esta usurpación entró Julio Soto y las aró. En ese momento se presentó Fuentelisendo con la Vara de la Justicia, prendió las mulas con las que araban y en correspondencia, con el consentimiento de la justicia de Haza, ellos prendaron algunas vacas a vecinos de Fuentelisendo que devolvieron al ser devueltas las mulas.

Empero de las vasijas nunca se supo más nada.

domingo, 20 de febrero de 2011

El quiste de Baker



quis talia fando
temperet a lacrimis?

“¿Quién, oyendo esto,
contendrá las lágrimas?”
Virgilio, Eneida, II, 6 y 8





«Aquella mañana me desperté con el hiperónimo hecho un desastre. Ignoraba el porqué. Pronto me di cuenta que el dolor que me producía el lexema derecho era pluscuamperfecto. Me tomé dos logaritmos acompañados por un chupito de güisqui. La mejoría fue instantánea. La hipotenusa recobró el esplendor de todos los días, aunque con mucha pena para mis complementos circunstanciales que seguían sin muestras de vida. Me senté en el sofá esperando que con las horas pasara el dolor y que, en algún momento, el pleonasmo de la felicidad se pintara en mis catetos. Pero ni así...»

Baker se no se amilanó, aunque sospechara que algo no marchaba bien en aquella introspección, y consultó sus esdrújulas. Efectivamente, la acumulación de líquido articular derramado en el hueco poplíteo se le había enquistado como un espeleotema en una gruta kárstica. Un aumento progresivo de tamaño por el acúmulo de líquido sinovial en la bursa gastrocnemiosemimembranosa como consecuencia del mecanismo valvular generalmente era asintomático, pero, al ser tan grande, le había desarrollado una gonalgia posterior y condilar que se iba acrecentando aun sin flexionar la rodilla.

El extraordinario suceso, que se puede tener por aventura, que le sucedió a Bebe Baker.

viernes, 18 de febrero de 2011

Amorante bilduma

Tengo una colección de amantes.
Cuando me aburro están conmigo;
y los comparto con otras chicas,
cuando me da la gana.
Y los vecinos lo saben,
pero no les parece bien.
Los traiciono,
los sustituyo,
pero ni uno solo se ha dado cuenta
de que el techo de mi habitación
es un mapa,
no un territorio.

lunes, 14 de febrero de 2011

Cuerpo de Pajilleras del Hospital de los Santos Reyes

La piedad: Sor Ethel Sifuentes
dando auxilio a un necesitado.
En diciembre de 1847, merced a una especialísima dispensa del Obispo de Gran Lucero, se autorizaba la creación del Cuerpo de Pajilleras del Hospital de los Santos Reyes, de Nebraska.

Las pajilleras de caridad (como se las empezó a denominar) eran mujeres que, sin importar su aspecto físico o edad, ejercían la labor humanitaria y caritativa de vaciar las gónadas de los enfermos para atenuar los problemas de abstinencia sexual ligados a su convalecencia, y con un pragmático sentido de la solidaridad asistencial prestaban consuelo mediante maniobras de masturbación a los numerosos soldados heridos en las batallas de la reciente guerra de Tourmalet.

La primigenia autora de tan peculiar idea había sido la hermana Sor Ethel Sifuentes, una religiosa de cuarenta y cinco años que cumplía funciones de enfermera en el ya mencionado Hospital de los Santos Reyes. Sor Ethel había notado el mal talante, la ansiedad y la atmósfera saturada de testosterona en el pabellón de heridos del hospital. Decidió entonces poner manos a la obra y comenzó, junto a algunas hermanas, a "pajillear" a los robustos y viriles soldados sin hacer distingos de grado. Ese mismo primer día atendieron a siete pacientes consecutivos que, entre el estupor y el asombro de su piadosa iniciativa, se sintieron en un oasis que los transportó de golpe a la primera vez que se les pusieron los ojos en blanco ante el estruendo mudo del sexo en solitario en su temprana adolescencia.


Cuando Sor Ethel terminó su labor yendo al baño de hospital para lavarse las manos en una palangana de peltre con agua de rosas, había surgido un nuevo paradigma de la salud pública. Desde entonces, tanto a soldados como a oficiales, les tocaba su "pajilla" diaria. Los resultados fueron inmediatos. El clima emocional cambió radicalmente en el pabellón y los temperamentales hombres de armas volvieron a departir cortésmente entre sí, aun cuando en muchos casos hubiesen militado en bandos opuestos.

Al núcleo fundacional de hermanitas pajilleras, se sumaron voluntarias seculares, atraídas por el deseo de prestar tan abnegado servicio. A estas voluntarias, se les impuso (a fin de resguardar el pudor y las buenas costumbres) el uso estricto de un uniforme: una holgada hopalanda que ocultaba las formas femeniles y un velo de lino que embozaba el rostro.

Contrariamente los expertos médicos del Octopus Dei, una especie de partido de vanguardia del fundamentalismo católico, no tardaron en mostrar su impotencia apriorística al considerar que la excitación de los órganos genitales a fin de obtener el placer venéreo era «un acto intrínseca y gravemente desordenado», puesto que «la sacudida orgásmica que se experimenta con la satisfacción del placer sexual, es un derecho rígido dentro del recto matrimonio»; de manera que los únicos resquicios que a su juicio final se salvarían de las llamas se reducían a las poluciones nocturnas, «conmociones orgánicas involuntarias que no pecan contra la pureza», este último un concepto de claro sentido místico acerca de las húmedas proyecciones del celibato.

Aun con la objeción de las fanáticas obsesiones de este poderoso grupúsculo, el éxito de estas prácticas fue rotundo y se tradujo en la proliferación de diversos cuerpos de pajilleras agrupadas bajo distintas asociaciones y modalidades. Surgieron de esta suerte: el Cuerpo Cavernoso de Pajilleras de la Reina, Las Pajilleras del Socorro de Iguazú, Las Esclavas de la Pajilla del Corazón de Manuela y, ya entrado el siglo XX, las Pajilleras de la Pasionaria que tanto alivio habrían de brindarle a las tropas de la República Democrática de Cintruéñigo Oriental.

Hermanas de la Consolación
aplicando la fisioterapia en el
Hospital de los Santos Reyes.
En Persia y Ortodoxia, rara vez ajenas a las modas metropolitanas marcianas, las pajilleras también tuvieron sus momentos de gloria. Durante la guerra civil ortodoxa, grandísimos auxilios brindaron a las tropas de todos los bandos las Hermanas de la Consolación, organización laica aunque cercana a la Iglesia de la Pretecnología (culto primitivo de la actual confesión oficial), que ofrecieron la fatiga de sus muñecas para calmar los viriles ímpetus gracias a la destreza de sus manualidades.

El Triángulo cultural de Batecia propició que esta costumbre se extendiera por todo el mundo, teniendo particular éxito las sobagüevo siberianas, todas ellas matronas sexagenarias que habían elegido ocupar sus tardes en esta peculiar forma de servicio social. Estas hermanitas pertenecían a la congregación de las Hijas de Nuestra Señora del Vergo Encarnado, en referencia y dudoso homenaje póstumo a su anciana fundadora, fallecida con las manos en la masa, junto a un soldado que, en su día de descanso, más turbado que nunca por esas manos de seda, fue llevado a la Vía Láctea sin haber salido nunca de la Tierra.

sábado, 12 de febrero de 2011

Me gustaría beber un poco de tu sangre

Ellos quieren una novela seria, ¿verdad?, y descripciones del maldito cielo; pero yo quiero lo contrario: muchas pistas y ninguna solución. Porque así es la vida.

El detective cantante



Puede decirse que hoy en día un artista sin un discurso teórico que lo respalde es un mero fantoche, un alma descabalgada de la historia, una vulgar actualización del copista, del alienado artesano. Su obra (basura-materia) aparece como un grosero cadáver colocado a traición en el centro de una fiesta honorable. Se dan dos tipos de intrusismos; por una parte, el de aquellos que no saben qué hacen, imbéciles naturales que viven ridículamente felices; y esos otros, y a éstos hay que combatir con esmero, que siendo conscientes de su incapacidad para vertebrar conceptos, de dar respuestas apropiadas a las nuevas situaciones que se van produciendo en el fenómeno artístico, no se echan a un lado para no entorpecer la circulación de la modernidad. Pero, ¿cómo desenmascarar esta forma de impostura estética, a estos intrusos que a menudo conviven camuflados entre estetas rigurosos provistos de su soporte ideológico correspondiente, de un texto serio aunque inevitablemente ininteligible para los no iniciados pero puente necesario para conductas inteligentes posteriores? Sencillamente, declarándoles la guerra, no dejándoles un resquicio de sosiego que les permita exhibir sus engendros.

Abordemos al intruso, si es preciso y por sorpresa, en un ascensor por ejemplo. Reclamémosle el discurso que explique su vana conducta. Observarás entonces cómo tiembla de pánico (producto evidente de su sentido de culpa, de verse reconocido en su falta) y suplicando clemencia, de rodillas al ver que detienes el mecanismo de ascenso de la cabina, acorralado como una presa y con el tono desagradable de una plañidera balbuceará el consabido discursito: pero… qué culpa tengo yo de ser un artista mediocre para que encima se me persiga. Oh, ideólogos y artistas verdaderos, qué daría yo por un hermoso discurso que adornara mi modesto trabajo de taller, pero no tengo talento para componerlo ni medios para pedirlo prestado ni carácter para robarlo. Pero será entonces cuando tu piedad podría gastarte una mala pasada. No te conmuevas y pon atención fijándote bien en sus pupilas. Verás cómo éstas le delatan como si exclamasen el diabólico añadido: ni falta que me hace!!

Entonces tendrás la fuerza moral para obrar con él en consecuencia.

«El discursito», de John Thomas Leckumberry,
extraído del Manual de la Impureza, p. 114,
Mullican & Rivers ed., New Yersey, 1992.

martes, 8 de febrero de 2011

Represión

Ilustración: Acapu. Títeres de cachiporra: Ignacio Reiva y Xindansvinto.

sábado, 5 de febrero de 2011

¿Cuándo se desenchufó la humanidad del Universo?

Ver es imaginar. Nuestro matiz es sencillo: hay lo que hay (porque podía haberlo, sabíamoslo); hay lo que hay (y nadie supo si pudo, o no, haberlo); hay lo que hay (y todos sabíamos que no podía —¿o tal vez lo confundíamos con no “debía”?— haberlo); hay lo que hay (porque no puede dejar de haberlo); hay lo que hay (porque ello mismo es hijo de la posibilidad a la que no renunciamos y queremos que haya lo que nuestro querer puede aunque no lo haya).

Simplificando: «hay lo que hay» exige que se le coloque cargas de voluntad, poder material, deseo, imaginación, sarcasmo, risas, cachondeo, broncas, tonterías, seriedad, proyectos, etc. bajo el forro para que estalle cual colección pirotécnica en lo cual hay aquello que queremos que haya. Renunciar a lo posible es renunciar a pensar. La realidad siempre es una creación de la imaginación y se genera imitándola.

Manuel Muner

miércoles, 2 de febrero de 2011

El castillo


[...] Las luces. Los colores. Telas. Alfombras voladoras. Flores. [...] Voy a gritar. Pregunto. Toco. Digo lo mismo de siempre. No comprenden. Sigo, vuelvo, pregunto, no comprenden. «¿Tienen antinas? ¡Eh, Gregorio!» Sigo, vuelvo. Demonio, no comprenden. «¡Digo antinas! ¡...tines!» Vienen van y vienen...


viernes, 28 de enero de 2011

El patriota ingenioso

Habiendo obtenido una audiencia de Xindansvinto, un Patriota Ingenioso sacó un papel de su bolsillo, diciendo:

— Majestad, tengo aquí la fórmula para construir unas planchas de metal que ningún cañón puede atravesar. Si esas planchas son adaptadas a los buques de la Marina Real, nuestra flota de guerra será invulnerable, y, por lo tanto, invencible. Van incluidos también los informes de los ministros de Vuestra Majestad, atestiguando lo valioso del invento. Cifro mis derechos de autor en un millón de iturris.

Después de examinar los documentos, Xindansvinto los dejó a un lado y prometió al Patriota Ingenioso que le haría extender un pagaré de un millón de iturris por el Ministro del Departamento de Extorsión de Octopus.

— Y aquí —dijo el Patriota Ingenioso, sacando otro papel de otro bolsillo— tengo los planos de un cañón que he inventado y que puede atravesar aquellas planchas. El hermano de Vuestra Majestad, el Emperador de Persia, tiene muchos deseos de comprarlo, pero mi lealtad al trono y a la persona de Vuestra Majestad me impulsa a ofrecérselo primero a Vuestra Majestad. El precio es un millón de iturris.

Habiendo recibido la promesa de otro pagaré, el Patriota Ingenioso introdujo su mano en otro de sus bolsillos, mientras observaba:

— El precio de ese irresistible cañón hubiera sido mucho mayor, Vuestra Majestad, de no mediar el hecho de que sus proyectiles pueden ser neutralizados eficazmente por medio de mi sistema de tratar las planchas de metal con un nuevo...

Xindansvinto hizo una seña al Gran Factótum para que se acercara.

— Registra a ese hombre —dijo—, y dime cuántos bolsillos tiene.

— Cuarenta y tres, Vuestra Majestad —dijo el Gran Factótum, cuando hubo terminado el registro.

— ¡Oh Majestad! —gritó el Patriota Ingenioso, aterrorizado—. Uno de ellos contiene tabaco.

— Cógelo por las piernas, ponle boca abajo y sacúdele —dijo Xindansvinto—. Luego dale un pagaré de cuarenta y dos millones de iturris y haz que le corten la cabeza. Y prepara un decreto estableciendo que, en adelante, el ingenio será castigado con la pena de muerte.